IMPRESIONANTE ATRACTIVO NATURAL
Las rocas que vemos actualmente en las paredes del Cañón del Sumidero, se comenzaron a formar hace unos 136 millones de años a base de sedimentos y minerales de calcio (calizas), el cual es formado por la acción de algunos animales marinos como los corales, esto supone que, en la antigüedad, ésta región de Chiapas estaba sumergida por un mar poco profundo.
El Cañón como tal comenzó a formarse hace 70 millones de años gracias a la acción de movimientos tectónicos llamados Horts-Graben; los cuales, por sus características de movimiento de masa de tierras, son llamados pilar tectónico y fosa tectónica respectivamente.
Hace 15 millones de años las aguas marinas se retiraron de esta región gracias a movimientos geológicos que formaron las montañas importantes de Chiapas, entre ellas, las montañas del Cañón del Sumidero, las cuales comenzaron a sufrir la disolución y erosión a causa de la misma agua, aquí nació el Cañón y comenzó su formación la cual continua en la actualidad.
Desde el primer mirador, “La Ceiba”, se vislumbra hacia la derecha Chiapa de Corzo, y ya en un plano más cercano se percibe con claridad cómo las paredes van tomando altura paulatinamente y el río Grijalva queda apenas como una superficie móvil, a través de la cual las lanchas se adentran en los desfiladeros con sus visitantes.
Desde el segundo mirador, “La Coyota”, se observan las proporciones de las inmensas paredes; tan altas resultan ser, que sólo se iluminan cuando el sol se encuentra en el cenit, pues fuera de esos momentos unas a otras se obstruyen el paso de la luz y esto, claro, determina la cantidad y tipo de vegetación que albergan, pues ésta varía de acuerdo con las condiciones de humedad existentes, la exposición al sol y los tipos de suelo en donde sujetan sus raíces.
En el mirador del “Roblar” es preciso caminar por un largo sendero empedrado entre árboles y arbustos, que se presta para contemplar las aves y otras especies de fauna, que deambulan normalmente por la selva baja y mediana que llega hasta los acantilados. Desde la terraza, las vistas de las paredes siguen siendo impresionantes y la vegetación, que se afianza para no caer, resalta aún más las enormes rocas verticales.
El mirador “El Tepehuaje”, el cuarto del recorrido, permite ver gran cantidad de aves que se balancean, apenas con extender sus alas, por las corrientes de aire que transitan por la parte alta del cañón. Seguramente podrás observar las dos especies de zopilotes más comunes, el de cabeza gris (Coragyps atratus) y el de cabeza roja (Cathartes aura), que son algunas de las aves más conspicuas, sobre todo en las partes altas, pues anidan en las oquedades que las paredes del cañón ofrece, sin que tengan las molestias que otros depredadores les causan a sus polluelos en otras circunstancias.
El mirador “Los Chiapa”, es el último por estar localizado en uno de los recodos más pronunciados que las paredes forman, prácticamente permite observar el cauce del río en unos noventa grados, que desaparece a la izquierda, en una superficie confinada cientos de metros por debajo del mirador.
Próximamente contará con servicio de cafetería.
En la actualidad se realizan mejoras en las instalaciones de cada mirador para mejorar la calidad de los servicios.